domingo, 30 de junio de 2013

NO OLVIDAR.

Dios nos ama y nos ha dado sabiduría e inteligencia pero, ¿la usamos en cada momento de nuestras vidas? Lamentablemente no, porque cada día cometemos errores, lo que quiere decir que actuamos también con necedad.
Me sorprende que gran parte de la humanidad vive preocupada de cosas superfluas, que pensándolo bien, no tienen gran importancia. Está claro que nuestro corazón es engañoso más que todas las cosas y perverso como lo dice la Biblia. No queda ninguna duda de eso, y esto nos puede llevar a cometer hasta los actos más viles que se puedan imaginar.
Cada día es necesario reflexionar y hacernos este tipo de preguntas: ¿Qué es lo que quiero para mi vida?¿Estoy haciendo algo para conseguirlo? ¿Aprovecho bien mi tiempo? El tiempo pasa muy rápido y no debemos desaprovecharlo. No debemos olvidar que en la vida siempre tendremos dificultades, es normal, pero Dios nos ha dado la capacidad para sobreponernos a todos los obstáculos con los cuales nos encontremos en el camino. No debemos olvidar que todo lo malo que le hagamos al prójimo, en algún momento de nuestra vida se nos volverá en nuestra contra. Por lo tanto, tratemos bien a las personas, ayudándolas de corazón en lo más que podamos. Sin esperar nada a cambio. No olvidar que seguir a Cristo no es fácil, que tendremos muchas dificultades. En el camino nos caeremos en reiteradas ocasiones, porque somos débiles y nuestra naturaleza es pecaminosa e inclinada al mal. No olvidemos que sin la ayuda de Dios, avanzar es imposible. Debemos apoyarnos en él, en su poder. No en nuestras fuerzas, que son escasas. No olvidar que siempre existirán personas que querrán hacernos dudar de nuestra fe, pero no tenemos que dudar nunca del amor de Dios y de su misericordia. Recuerda que si quieres ser realmente feliz, solo Dios te puede dar esa felicidad que en mundo no encontrarás.
Quiero terminar con un versículo de la Biblia, que deberíamos guardar en nuestros corazones y ponerlo siempre en práctica. "Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse" (Santiago 1:19)