lunes, 5 de noviembre de 2012

Sin ti no puedo, ayúdame...

Tengo miedo que pase mi vida sin haber alcanzado el propósito que tiene Dios conmigo. Sí, estamos en los últimos tiempos, tal vez no deben quedar ni cincuenta años para la segunda venida de Cristo, y Satanás está lanzando un feroz ataque sobre toda la humanidad. El quiere que el mundo esté completamente contaminado por el pecado y llevarnos a todos al infierno, pero Dios también tiene algo que decir, y lógicamente así como muchos irán al infierno, habrán muchos que alcanzarán salvación y llegarán al cielo a disfrutar por toda la eternidad. Lo que hay en el cielo es infinitamente superior a todo lo que hay acá en la tierra.
El que piense que con sus propias fuerzas podrá avanzar por el camino angosto está totalmente equivocado. Es una utopía, es imposible sin la ayuda del Señor, porque las fuerzas satánicas son poderosas, y sólo Dios las puede detener.
Cuando estaba en el liceo, en primero y segundo, tenía la mentalidad de ir a la universidad y ser profesional. Me gustaba la nutrición y la psicología y estaba decidido a estudiar una de esas dos carreras; incluso en tercero fui uno de los mejores de mi curso y me gustaba bastante estudiar, pero estando en cuarto comencé a escribir una novela y cambié drásticamente de opinión: Quería convertirme en escritor, no sólo de novelas, también de cuentos, ensayos, poesía y columnas. Entonces, ¿Para qué iba a ir a la Universidad si podía ser un escritor autodidacta y ganar mucho dinero? Nada de eso sucedió, porque ese mismo año quedé repitiendo y sólo pude terminar la enseñanza media el año 2009, en la noche.
El tiempo pasa velozmente y sin duda yo he desperdiciado bastante. Hasta el día de hoy quiero ser escritor, con la diferencia de que ahora mi anhelo es escribir sobre Dios y sus grandezas y maravillas.
El año pasado estuve muy cerca de publicar mi novela, pero estoy seguro que Dios me quiere para algo distinto, es por eso que decidí que lo más conveniente era guardar mi novela y comenzar a escribir sobre lo que realmente importa.
Es difícil avanzar en este camino, pero sé que Dios nunca me dejará solo. Reconozco que tengo que esforzarme más, aunque si el Señor quiere hacer algo grande conmigo, lo hará de todas formas. Basta ver cómo transformó al apóstol Pablo, y cómo ha cambiado la vida de millones. Yo espero que también lo haga conmigo.

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