miércoles, 8 de febrero de 2012

La mejor decisión

Todos a través de la vida hemos tenido que tomar más de una decisión. Algunas no tienen tanta importancia pero otras son fundamentales. Por ejemplo si vamos a comer y tenemos que elegir entre arroz o puré da lo mismo, no tiene relevancia. Sí tiene importancia cuando debemos decidir con quién queremos compartir nuestra vida, con quien nos vamos a unir en matrimonio. Pero hay una decisión mucho más importante.
En la vida hay dos caminos, uno ancho, donde es fácil caminar, el cual está lleno de placeres pero que son pasajeros. El otro camino es angosto, por donde no es fácil avanzar, pero el que decide caminar por ahí y llega al final, tendrá acceso a la vida eterna.
Esta vida es pasajera, como mucho una persona llega a los ochenta años y son muy pocos los que sobrepasan esa edad.
La gente que decide ir por el camino ancho hasta el final de su vida y no se arrepiente de sus pecados le espera lo peor. Un lugar espantoso llamado infierno.
Hay personas que en sus vidas tienen riquezas y placeres pero no les sirve de nada si mueren en esa condición, sin conocer a Dios. Además la felicidad verdadera se consigue sólo caminando de la mano de Cristo.
Los que aún no han decidido ir por el camino angosto, deberían pensarlo muy bien. Yo ya lo hice y no voy solo, Cristo me lleva de la mano.
En la actualidad hay una plaga de pecado sobre la tierra; estamos casi igual que en los tiempos de Sodoma y Gomorra. Por poner un ejemplo, en Chile, los homosexuales quieren casarse y adoptar hijos. Eso no se veía diez años atrás. Y más adelante la situación empeorará. Ya no vendrán tiempos mejores. ¿ Por qué no dejar nuestras vidas en las manos de Dios y que él nos ayude? No hay una mejor decisión. Lejos de él sólo hay frustración, dolor y angustia. Cerca de Dios está la felicidad y la paz. Y sobre todo su amor, que es incomparable.

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