viernes, 24 de diciembre de 2010

El regalo...

Un Notebook. Eso quería de regalo de navidad Mario. El mejor Notebook, para mostrárselo con orgullo a sus amigos. Acababa de terminar la enseñanza media con excelentes calificaciones y se lo merecía. Ahora sus esfuerzos se centrarían en los estudios superiores, cuando el año que viene deba ingresar a la Universidad.
Un corazón. Eso pidió de regalo para navidad Ricardo. Un corazón para reemplazar el suyo que estaba muy dañado y no resistiría mucho tiempo más. Un corazón nuevo que le permita seguir con vida, que no eche por la borda todos sus sueños, que son muchos. Así, día a día, espera pacientemente ese regalo.
El primer regalo es un lujo, algo prescindible; sin él podría seguir su vida sin problemas Mario, pero él lo quiere, lo anhela y espera que se lo compren.
La familia de Mario tiene los medios económicos, caso que no es el de Ricardo, cuya familia es de bajos recursos, muy humilde.
Mario y Ricardo no se conocen, ni siquiera se han visto; a lo mejor si se conocieran no serían amigos, no se llevarían bien. Aunque también pudiese ocurrir todo lo contrario.
Mientras Ricardo espera su corazón en un humilde hospital de una comuna de la capital, Mario se localiza en su automóvil en otro sector de Santiago, un lugar donde abundan las casas grandes y lujosas.
Ricardo es un joven de dieciocho años, con una capacidad de lucha inmensa, una fe gigante y unas ganas de vivir sin límites. Él confía en ganar esta batalla.
Por su lado Mario no es un mal joven; tiene la misma edad de Ricardo y también muchos sueños que quiere hacer realidad. Algo los diferencia a ambos. El joven rico es un poco soberbio, mientras el otro es muy humilde.
Ya falta poco para la navidad, el tiempo pasa velozmente. A todo le llega su hora.
En la vida suceden cosas extraordinarias, fuera de lo común. Eso fue lo que sucedió con estos dos muchachos.
Mario, el día anterior a navidad salió temprano en su automóvil; tenía prisa y aceleró a fondo. En una esquina no alcanzó a frenar y toda su vida pasó rápidamente en miles de imágenes por su cerebro. Había dejado de existir.
Los milagros sí existen, basta que lo diga Ricardo, que horas después recibió el corazón de ese joven desconocido para él, llamado Mario. Gracias a ese regalo podrá continuar luchando para hacer realidad todos sus sueños...

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