miércoles, 1 de diciembre de 2010

El carrete.

Susana se pasea nerviosa por su habitación. Está ansiosa, quiere que el tiempo avance más de prisa. El reloj, según ella, se echó a perder. Lanza unos gritos, sus manos están sudando. No es su primera fiesta, debe ser la cuarta o quinta. Susana es muy linda, hay que decirlo. Es de tez blanca y pelo negro. Mide 1.69 y tiene 16. Su primera fiesta fue cuando cumplió los quince. De ahí sólo ha ido a tres o cuatro. Sus padres la protegen mucho, es que la quieren. Es su única hija y deben cuidarla.
Susana aprovechó la visita de Rocío, una prima dos años mayor, mucho menos linda y con bastante más experiencia en "carretes".
El relor marca las 18:11. Rocío vendrá a buscarla a las nueve. Todavía falta bastante.Irán con dos amigos de Rocío. Los padres de Susana creen que irán solas. Cosa bien absurda.
Lentamente, para Susana, avanza el reloj y dan las nueve. Puntualmente tocan la puerta. Susana baja corriendo a abrir. Era el vecino preguntando por su padre. Cinco minutos después llegaría su prima, pero eso para Susana significó bastante más tiempo.
Antes de salir tuvieron que negociar el horario de llegada por enésima y última vez.
Quedó fijada para las 3:30. Susana quería hasta las cuatro.
Los amigos de Rocío, los dos rondando los veinte, las estaban esperando una cuadra más allá. Eran atractivos. Susana eligió inmediatamente a Bastián; alto, ojos azules y pelo corto. El otro, no tanto más pequeño, había tenido una relación con Rocío y aún se gustaban, así que todo iba bien hasta el momento.
Llegaron a una casa para la previa, que era hasta la medianoche. Ahí los estaban esperando tres parejas más. Después de tomar un poco de cerveza partieron todos rumbo al carrete.
La discoteque, llamada "Lujuria", estaba repleta. A pesar de eso igual los dejaron entrar. Susana estaba fuera de sí, digo que no cabía en su alegría. Pero estaba consciente. Hasta el momento. Bastián inmediatamente la llevó a bailar. Ella quedó deslumbrada. Dejó que la besara, luego que le tocara la cintura. Cuando él quiso bajar un poco más, ella se lo impidió. Pasaron algunos minutos y él volvió con una copa con alcohol. Susana se la tomó. Bastián sonrió. Al poco rato ella comenzó a sudar. Luego él la llevó al baño y tras perder la conciencia abusó de ella. Un año después, Susana sigue con deseos de carretear, pero ahora no puede. Debe cuidar a Martincito.

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