lunes, 12 de marzo de 2012

El Pecado y la Naturaleza pecaminosa...

El origen del pecado es un misterio indescifrable, y por lo tanto, es mucho más provechoso encaminar nuestras investigaciones a buscar, por conducto de Cristo, el medio de librarnos de las penas que nos acarrea tan grave mal, y del poder que él ejerce sobre nosotros en particular, y sobre la humanidad en general. Cómo penetró en el mundo, cómo inficionó a toda la especie humana, cuál es su naturaleza, cuáles sus formas y efectos, y cómo se ha adueñado de toda alma no regenerada, son asuntos de que se trata muy extensamente en la Biblia.
El primero que pecó fue Satanás, al revelarse contra Dios, pero sabemos que el pecado entró al mundo por un hombre, el cual fue Adán, al desobedecer a su creador. Y ahí, junto con el pecado, vino la muerte. En Romanos 5:12 dice: "Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron". Es ahí cuando Jesucristo tuvo que venir a la tierra a morir por nuestros pecados. Veamos Romanos 5:19, dice: "Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos".
El pecado es cualquier pensamiento, palabra, deseo, obra u omisión en contra de la ley de Dios, o que no llene sus exigencias al compararse con ella.
La naturaleza pecaminosa constituye el deseo casi continuo de pecar que satura cada parte de nosotros. Todo el poder del pecado que opera en nosotros no es otra cosa que esta: que de la misma manera que hemos heredado la naturaleza caída de Adán, hemos heredado su tendencia a la desobediencia.
Por nuestra propia decisión nos convertimos en "hijos de desobediencia". Resulta claro que una de las obras por las que se necesitaba a Cristo era para que nos quitara esa desobediencia...su maldición, su dominio, su naturaleza y operaciones perversas. La desobediencia ha sido la raíz de todo pecado y miseria. El primer objetivo de su salvación fue cortar la raíz del mal y restaurar al hombre a su destino original.
Dios nos dejó su palabra, la Santa Biblia, y en ella podemos ver claramente lo que le agrada a él y lo que le desagrada.
Cada ser humano tiene libre albedrío, pero sabemos que la paga del pecado "es muerte". Nadie dice que dejar el pecado es cosa fácil, es más, sin la ayuda de Dios es algo imposible. Nosotros debemos pelear toda la vida contra nuestra naturaleza pecaminosa, que siempre está a punto de hacernos pecar.
Para terminar quiero destacar los siguientes versículos de las Escrituras.
"Y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado" (Santiago 4:17)
"Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad" (1 Juan 1:9) ¡Pero mucho cuidado! Dios no es un juego, no podemos decir "Voy a pecar y luego me arrepiento" ¡No, debemos sacar el pecado de nuestra vida porque acabará con nosotros si no recibimos perdón de Dios!
Por último este versículo muestra claramente que podemos dejar de pecar. "Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado, pues Aquel que fue engendrado por Dios le guarda, y el maligno no le toca" (1 Juan 5:18)
¡Gloria a Dios!

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